El tránsito diario de las personas junto con el paso del tiempo conlleva a que nuestro suelo se acaba desgastando. Cuando llega ese momento, empezamos a plantearnos cuál es el mejor tratamiento para que nuestro suelo vuelva a recuperar esa vida que tenía antes.
La teoría es muy fácil, pero…¿y la práctica? ¿Cómo hacemos frente a este desgaste?
En este caso vamos a hablar de dos tratamientos que nos ayudan a recuperar la buena imagen que tenía nuestro suelo inicialmente. Nos referimos al pulido y abrillantado de suelos, dos técnicas que aunque son similares se utilizan en ocasiones diferentes y dependiendo del tratamiento que necesite nuestro suelo.
Diferencias entre pulir y abrillantar
Como hemos dicho anteriormente, el pulido y abrillantado tienen objetivos similares, al fin y al cabo ambos ayudan a que nuestro suelo vuelva a tener ese brillo original. Sin embargo, según el estado de nuestro suelo, será más acertado aplicar uno de los tratamientos o incluso ambos.
Además, tanto el procedimiento de pulir como el de abrillantar pueden ser aplicados sobre diferentes suelos como los de granito, mármol, pizarra, caliza, o el terrazo.
El pulido es una técnica más completa, en la que, aparte de devolver el brillo, también se recupera la suavidad del suelo. Sin embargo, es un tratamiento que no se puede realizar con asiduidad. Se recomienda llevarlo a cabo cada 20 0 30 años dependiendo de las condiciones en las que se encuentre el suelo.
Por otro lado , el abrillantado es un tratamiento más simple y rápido frente al pulido. Aquí el objetivo principal es recuperar el brillo que tenía el suelo inicialmente. Si bien es cierto, recuperar o no la totalidad del brillo de suelo dependerá también del desgaste de este, como hemos dicho anteriormente. Por eso en ocasiones, es necesario realizar ambos tratamientos.
Los comentarios están cerrados